EL VIERNES 10 de junio por la tarde, Jesús y sus asociados llegaron a
las cercanías de Sidón donde se detuvieron en la casa de una mujer
pudiente que había sido paciente en el hospital de Betsaida en los
tiempos en que Jesús estaba en la cumbre del favor popular. Los
evangelistas y los apóstoles se alojaron con amigos de ella en el
vecindario inmediato y descansaron el día del sábado en un ambiente
sereno. Pasaron casi dos semanas y media en Sidón y en sus cercanías
antes de prepararse para visitar las ciudades costeras del norte.
Este sábado de junio fue de gran
tranquilidad. Los evangelistas y los apóstoles estaban completamente
absortos en sus meditaciones sobre los discursos del Maestro acerca de
la religión que habían escuchado camino a Sidón. Todos eran capaces de
apreciar algo de lo que él les había dicho pero ninguno de ellos
comprendía plenamente la importancia de su enseñanza.