DESPUÉS de cantar el salmo al concluir la última cena, los apóstoles
pensaron que Jesús tenía la intención de volver inmediatamente al
campamento, pero indicó que se sentaran. Dijo el Maestro:
«Bien recordáis cuando os envié sin bolsa
ni billetera y aun os dije que no llevarais indumentos extra.
Recordaréis que nada os faltó. Pero ahora son tiempos difíciles. Ya no
podéis depender de la buena voluntad de las multitudes. De aquí en
adelante, el que tenga una bolsa, que se la lleve con él. Cuando salgáis
al mundo para proclamar este evangelio, disponed de la manera que os
parezca más conveniente para vuestro sostén. He venido para traer paz,
pero ésta no aparecerá por un tiempo.
«Ya ha llegado la hora para que el Hijo del
Hombre sea glorificado, y el Padre será glorificado en mí. Amigos míos,
estaré con vosotros tan sólo poco tiempo más. Pronto me buscaréis pero
no me encontraréis, porque iré a un lugar al cual vosotros no podéis,
por ahora, venir. Pero cuando hayáis completado vuestra obra en la
tierra tal como ya he completado la mía, vendréis a mí así como ahora me
preparo para ir al Padre. En muy corto tiempo os dejaré, ya no me
veréis en la tierra, pero me veréis en la era venidera cuando ascendáis
al reino que mi Padre me ha dado».