AFINES de junio del año 27 d. de J.C., y en vista de la oposición
cada vez mayor que manifestaban los dirigentes religiosos judíos, Jesús y
los doce partieron de Jerusalén, después de enviar sus tiendas y sus
escasos efectos personales a la casa de Lázaro en Betania para que allí
fueran guardados. Procedieron hacia el norte a Samaria, y pasaron el
sábado en Betel. Predicaron aquí durante varios días a la gente que había venido de Gofna y Efraín. Llegó un
grupo de ciudadanos de Arimatea y Tamna para invitar a Jesús a que
visitara sus aldeas. El Maestro y sus apóstoles pasaron más de dos
semanas enseñando a los judíos y samaritanos de esta región, muchos de
los cuales hasta venían de Antipatris, que estaba bastante lejos, para
escuchar la buena nueva del reino.
Los habitantes del sur de Samaria
escuchaban con regocijo a Jesús, y los apóstoles, a excepción de Judas
Iscariote, pudieron sobreponerse considerablemente a su prejuicio contra
los samaritanos. A Judas le resultaba muy difícil amar a estos
samaritanos. La última semana de julio, Jesús y sus asociados se
prepararon para partir hacia las nuevas ciudades griegas de Fasaelis y
Arquelais, cerca del Jordán.