Durante más de seiscientos años los judíos
de Judea, y más tarde también los de Galilea, habían permanecido en
enemistad con los samaritanos. Este sentimiento negativo entre los
judíos y los samaritanos resultó de esta manera: unos setecientos años
a. de J.C., Sargón, rey de Asiria, al aplastar una revuelta en la
Palestina central, se llevó en cautiverio a más de veinticinco mil
judíos del reino septentrional de Israel e instaló en su lugar un número
casi igual de descendientes de los cutitas, sefarvitas y amatitas. Más
adelante Asurbanipal envió otros grupos más de colonos a Samaria.
La enemistad religiosa entre los judíos y
los samaritanos databa del retorno de aquellos del cautiverio en
Babilonia; en esa ocasión, los samaritanos trataron activamente de
prevenir la reconstrucción de Jerusalén. Más adelante ofendieron a los
judíos porque ofrecieron ayuda a los ejércitos de Alejandro. En
recompensa por su amistad, Alejandro dio permiso a los samaritanos para
que construyeran un templo sobre el Monte Gerizim, donde adoraban a
Yahvé y a sus dioses tribales y ofrecían sacrificios, todo esto muy en
manera de los servicios del templo de Jerusalén. Continuaron practicando
este culto hasta el tiempo de los macabeos, cuando Juan Hircano
destruyó su templo en el Monte Gerizim. El apóstol Felipe, en su obra
entre los samaritanos después de la muerte de Jesús, celebró muchas
reuniones en el sitio de este viejo templo samaritano.
Los antagonismos entre los judíos y los
samaritanos eran históricos, estaban sancionados por el tiempo; la
separación entre los dos grupos había ido en aumento desde la época de
Alejandro. Los doce apóstoles no eran contrarios a predicar en las
ciudades griegas y en otras ciudades gentiles de la Decápolis y en
Siria, pero fue para ellos una prueba difícil de su lealtad al Maestro
cuando éste dijo, «vamos a Samaria». Sin embargo, durante más del año de
convivencia con Jesús, habían desarrollado una lealtad personal que aun
transcendía la fe de ellos en sus enseñanzas y los prejuicios contra
los samaritanos.