En conexión con el campamento junto al mar, Elman, el médico sirio,
con la ayuda de un grupo de veinticinco mujeres jóvenes y doce hombres,
organizó y dirigió durante cuatro meses lo que debe ser considerado el
primer hospital del reino. En este dispensario ubicado a corta distancia
al sur de la ciudad de tiendas, se trataba a los enfermos según todos
los métodos materiales conocidos así como también mediante las prácticas
espirituales de la oración y los incentivos de la fe. Jesús visitaba a
los enfermos de este campamento no menos de tres veces por semana y se
puso en contacto personal con cada uno de los sufrientes. Por lo que
sabemos, no ocurrió ningún así llamado milagro de curación sobrenatural
entre los mil afligidos y dolientes que se fueron de este dispensario
mejorados o curados. Sin embargo, la vasta mayoría de estos individuos
así beneficiados no dejó de proclamar que Jesús los había curado.
Muchas de las curas efectuadas por Jesús en
conexión con su ministerio para los pacientes de Elman mucho se
asemejaban en verdad a efectos milagrosos, pero se nos informó que se
trataba en realidad tan sólo de esas transformaciones de mente y
espíritu que se dan a veces en la experiencia de las personas llenas de
esperanza y dominadas por la fe cuando se encuentran bajo la influencia
inmediata e inspiradora de una personalidad fuerte, positiva y
beneficiosa, cuyo ministerio disipa el temor y destruye la ansiedad.
Elman y sus asociados intentaron enseñar a
estos enfermos la verdad sobre la «posesión de los espíritus malignos»,
pero poco fue su éxito. La creencia de que la enfermedad física y los desórdenes mentales
podían ser causados por un espíritu así llamado impuro que habitaba en
la mente o en el cuerpo de la persona afligida era prácticamente
universal.
En todos sus contactos con los enfermos y
afligidos, cuando se trataba de una técnica de tratamiento o de divulgar
las causas desconocidas de una enfermedad, Jesús no desatendió las
instrucciones que le impartiera su hermano del Paraíso, Emanuel, antes
de embarcarse él en la aventura de la encarnación en Urantia. Sin
embargo, los que cuidaban a los enfermos aprendieron muchas lecciones
útiles observando la forma en que Jesús inspiraba la fe y la confianza
en los enfermos y sufrientes.
El campamento se desbandó poco antes de que
comenzara la temporada que se caracteriza por la proliferación de los
resfriados y las fiebres.