«Desde el primer momento de mi estancia entre vosotros os enseñé que mi único fin era revelar a mi Padre de los cielos a sus hijos en la Tierra. He vivido esta encarnación para que podáis acceder al conocimiento de ese Gran Dios. Os he revelado que Dios es vuestro Padre y vosotros sus hijos...»

viernes, 21 de septiembre de 2012

El concepto de Dios.

Los doce apóstoles, la mayoría de los cuales habían escuchado esta conversación sobre el carácter de Dios, hicieron a Jesús muchas preguntas esa noche sobre el Padre en el cielo. Las respuestas del Maestro a estas preguntas pueden presentarse mejor mediante el resumen siguiente, puesto en lenguaje moderno:
 
      
Jesús reprochó suavemente a los doce, diciendo en substancia: ¿No conocéis acaso las tradiciones de Israel relacionadas con el crecimiento de la idea Yahvé, y sois acaso ignorantes de las enseñanzas de las Escrituras sobre la doctrina de Dios? Luego el Maestro procedió a instruir a los apóstoles sobre la evolución del concepto de la Deidad a lo largo del curso del desarrollo del pueblo judío. Les llamó la atención sobre las siguientes fases del crecimiento de la idea de Dios:
      
1. Yahvé: El dios de los clanes del Sinaí. Era éste el concepto primitivo de la Deidad, que Moisés exaltó al nivel más alto del Señor Dios de Israel. El Padre en el cielo nunca deja de aceptar la adoración sincera de sus hijos en la tierra, aunque su concepto de la Deidad sea burdo, y sea cual fuere el nombre que para ellos simboliza la naturaleza divina.
      
2. El Altísimo. Este concepto del Padre en el cielo fue proclamado por Melquisedek a Abraham y fue llevado muy lejos desde Salem por los que subsiguientemente creyeron en esta idea ampliada y expandida de la Deidad. Abraham y su hermano se fueron de Ur debido al establecimiento de la adoración del sol, y se tornaron creyentes en las enseñanzas de Melquisedek sobre El Elyón —el Dios Altísimo. El concepto de ellos era un concepto compuesto de Dios que consistía en una mezcla de las ideas mesopotámicas más antiguas con la doctrina del Altísimo.
      
3. El Shaddai. Durante estos tiempos primitivos muchos de los hebreos adoraban El Shaddai, el concepto egipcio del Dios del cielo, que habían aprendido durante su cautiverio en la tierra del Nilo. Mucho tiempo después de la época de Melquisedek, estos tres conceptos de Dios se unieron para formar la doctrina de la Deidad creadora, el Señor Dios de Israel.
      
4. Elohim. Las enseñanzas de la Trinidad Paradisiaca han persistido desde los tiempos de Adán. ¿Recordáis cómo las escrituras comienzan declarando que «en el principio los Dioses crearon los cielos y la tierra»? Esto indica que cuando se registró esto, el concepto de la Trinidad, de los tres Dioses en uno, había encontrado lugar en la religión de nuestros antepasados.
      
5. El Yahvé Supremo. En los tiempos de Isaías, estas creencias sobre Dios se habían ampliado en el concepto de un Creador Universal que era simultáneamente todopoderoso y todo misericordioso. Este concepto de Dios en desarrollo y ampliación suplantó virtualmente todas las ideas previas sobre la Deidad en la religión de nuestros padres.
      
6. El Padre en el cielo. Ahora pues, conocemos a Dios como nuestro Padre en el cielo. Nuestra enseñanza provee una religión en la que el creyente es hijo de Dios. Esta es la buena nueva del evangelio del reino del cielo. Coexisten con el Padre, el Hijo y el Espíritu, y la revelación de la naturaleza y ministerio de estas Deidades del Paraíso continuará ampliándose e iluminándose a lo largo de las eras sin fin de la progresión espiritual eterna de los hijos ascendentes de Dios. En todos los tiempos y durante todas las épocas la verdadera adoración de todo ser humano — en cuanto se relaciona con el progreso espiritual individual— es reconocida por el espíritu residente como un homenaje al Padre en el cielo.
      
Nunca antes habían estado los apóstoles tan anonadados como en este momento, al escuchar el relato del crecimiento del concepto de Dios en la mente judía de las generaciones previas; estaban demasiado confundidos como para hacer preguntas. Mientras permanecían sentados ante Jesús en silencio, el Maestro continuó: «Y habríais conocido estas verdades si hubieseis leído las Escrituras. ¿Acaso no habéis leído a Samuel donde dice: `Y la ira del Señor se encendió contra Israel, de tal modo que incitó a David contra ellos, ordenándole que hiciese censo de Israel y Judá'? Y eso no era extraño porque en los días de Samuel los hijos de Abraham realmente creían que Yahvé había creado tanto el bien como el mal. Pero cuando un escritor posterior narró estos acontecimientos, después de la ampliación del concepto judío sobre la naturaleza de Dios, no se atrevió atribuir el mal a Yahvé, por consiguiente dijo: `Y Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a que hiciese censo de Israel' ¿Acaso no sois capaces de discernir que tales narraciones de las Escrituras muestran claramente como el concepto de la naturaleza de Dios continuó creciendo de una generación a la otra?
      
«También deberíais haber discernido el crecimiento de la comprensión de la ley divina, en perfecta armonía con estos conceptos ampliados de la divinidad. Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, en los días antes de la revelación ampliada de Yahvé, tenían diez mandamientos que les sirvieron de ley hasta el momento en que acamparon frente al Sinaí. Y estos diez mandamientos eran:
     
« 1. No adorarás a otro dios, porque el Señor es un Dios celoso.
      
« 2. No harás imágenes fundidas de dios.
      
« 3. No dejarás de santificar la fiesta del pan ázimo.
     
« 4. De todos los hombres varones y animales machos, los primogénitos son míos, dice el Señor.
      
« 5. Seis días trabajarás, pero el séptimo día descansarás.
      
« 6. No dejarás de santificar la fiesta de las primeras frutas y la fiesta de la cosecha a la salida del año.
     
« 7. No ofrecerás la sangre de los sacrificios con pan leudado.
     
« 8. El sacrificio de la fiesta de Pascua no debe dejarse hasta la mañana.
     
« 9. Las primicias de los primeros frutos de la tierra llevarás a la casa del Señor tu Dios.
      
« 10. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
     
«Y luego, entre truenos y relámpagos en el Sinaí, Moisés les dio los nuevos diez mandamientos, que todos vosotros estaréis de acuerdo en que son pronunciamientos más nobles, más de acuerdo con los conceptos yahvéitas ampliados de la Deidad. ¿Acaso nunca notasteis que estos mandamientos, tal como aparecen dos veces en las Escrituras, en el primer caso consideran que la liberación del cautiverio en Egipto es la razón para acatar el sábado, mientras que en el segundo, el progreso de las creencias religiosas de nuestros antepasados exigía que el hecho de la creación se reconociera como la motivación de la observancia del sábado?
     
«Y luego, recordaréis que una vez más —en la época más espiritualmente esclarecida de Isaías— estos diez mandamientos negativos fueron cambiados en la gran ley positiva del amor, la exhortación de amar a Dios en forma suprema y a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Esta suprema ley de amor hacia Dios y hacia el hombre es la que yo también os declaro, como el deber total del hombre».
      
Cuando terminó de hablar, nadie le preguntó nada. Se alejaron cada uno a su sitio de descanso.