CIERTOS representantes de Anás habían instruido en secreto al capitán
de los soldados romanos que trajera a Jesús al palacio de Anás
inmediatamente después de arrestarlo. El sumo sacerdote emérito deseaba
mantener su prestigio como autoridad eclesiástica máxima de los judíos.
También tenía otro objeto al retener a Jesús en su casa durante varias
horas, y ése era que se necesitaba tiempo para convocar legalmente el
tribunal del sanedrín. No era legal convocar el tribunal del sanedrín
antes de la hora de la ofrenda del sacrificio matutino en el templo, y
este sacrificio se hacía a eso de las tres de la mañana.
Anás sabía que un tribunal de sanedristas
estaba esperando en el palacio de su yerno, Caifás. Unos treinta
miembros del sanedrín se habían reunido en la casa del sumo sacerdote a
la medianoche para estar listos a enjuiciar a Jesús cuando éste fuera
traído ante ellos. Sólo se habían reunido aquellos miembros que estaban
fuerte y abiertamente opuestos a Jesús y a sus enseñanzas puesto que tan
sólo se requerían veintitrés para constituir una corte de juicio.
Jesús pasó alrededor de tres horas en el
palacio de Anás en el monte Oliveto no lejos del jardín de Getsemaní,
donde fue arrestado. Juan Zebedeo estaba libre y a salvo en el palacio
de Anás no sólo por la protección del capitán romano, sino también
porque él y su hermano Santiago eran bien conocidos por los criados más
antiguos puesto que habían sido muchas veces huéspedes en el palacio, ya
que el ex sumo sacerdote era un pariente lejano de su madre, Salomé.