«Desde el primer momento de mi estancia entre vosotros os enseñé que mi único fin era revelar a mi Padre de los cielos a sus hijos en la Tierra. He vivido esta encarnación para que podáis acceder al conocimiento de ese Gran Dios. Os he revelado que Dios es vuestro Padre y vosotros sus hijos...»

martes, 6 de mayo de 2014

Poco antes de la crucifixión.

CUANDO Jesús y sus acusadores salieron para ver a Herodes, el Maestro se volvió al apóstol Juan y dijo: «Juan, ya no puedes hacer nada más por mí. Vete adonde mi madre y tráela para que me vea antes de morir». Cuando Juan oyó la petición del Maestro, aunque no quería dejarle solo entre sus enemigos, se apresuró a Betania, donde estaba reunida toda la familia de Jesús aguardando en la casa de Marta y María, las hermanas de Lázaro a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.    
   
Varias veces durante la mañana, los mensajeros habían llevado noticias a Marta y María sobre el progreso del juicio de Jesús. Pero la familia de Jesús no llegó a Betania hasta pocos minutos antes de la llegada de Juan, que traía la petición de Jesús de ver a su madre antes de ser puesto a muerte. Una vez que Juan Zebedeo les relató todo lo que había ocurrido desde el arresto de Jesús a la medianoche, María su madre fue inmediatamente, en compañía de Juan, a ver a su hijo mayor. Cuando María y Juan llegaron a la ciudad, Jesús, acompañado por los soldados romanos que iban a crucificarlo, ya había llegado al Gólgota.
      
Cuando María la madre de Jesús salió con Juan para ver a su hijo, su hermana Ruth se negó a quedarse atrás con el resto de la familia. Puesto que estaba decidida a acompañar a su madre, su hermano Judá fue con ella. El resto de la familia del Maestro permaneció en Betania bajo la dirección de Santiago, y prácticamente cada hora los mensajeros de David Zebedeo les llevaban noticias sobre el progreso del terrible acontecimiento de la sentencia de muerte de su hermano mayor, Jesús de Nazaret.