Ahora, Jesús y los doce se prepararon para establecer su último
centro de operaciones en Perea, cerca de Pella, donde el Maestro había
sido bautizado en el Jordán. Los últimos diez días de noviembre
transcurrieron en concilio en Magadán, y el martes 6 de diciembre, todo
el grupo de casi trescientos partió al amanecer, con todos sus efectos,
para pasar la noche cerca de Pella, junto al río. Fue éste el mismo
lugar donde, cerca del manantial, Juan el Bautista estableció su
campamento años atrás.
Después de levantarse el campamento de
Magadán, David Zebedeo retornó a Betsaida y comenzó inmediatamente a
reducir su servicio de mensajeros. El reino estaba entrando en una nueva
fase. Diariamente llegaban peregrinos de todas partes de Palestina y
aun de otras regiones remotas del imperio romano. Venían ocasionalmente
creyentes de Mesopotamia y de las tierras al este del Tigris. Por
consiguiente, el domingo 18 de diciembre, David con la ayuda de su
cuerpo de mensajeros, cargó los enseres del campamento sobre los
animales de carga; estos enseres provenían del anterior campamento junto
al lago de Betsaida y que hasta entonces se habían guardado en la casa
de su padre. Despidiéndose de Betsaida por el momento, procedió hacia el
sur por la orilla del lago y a lo largo del Jordán hasta cierto punto
situado a aproximadamente un kilómetro al norte del campamento
apostólico; y en menos de una semana estaba preparado para ofrecer
hospitalidad a casi mil quinientos peregrinos. El campo apostólico podía
alojar a unos quinientos. Era ésta la temporada de lluvias en
Palestina, y se necesitaba este refugio para el número de interesados en
constante aumento, en su mayoría sinceros, que venían a Perea para ver a
Jesús y escuchar sus enseñanzas.
David hizo todo esto de su propia
iniciativa, a pesar de que se había asesorado con Felipe y Mateo en
Magadán. Colocó la mayor parte de su cuerpo anterior de mensajeros como
asistentes para la administración de este campamento; en este momento,
utilizaba menos de veinte hombres en servicios regulares de mensajeros.
Cerca de fines de diciembre y antes del retorno de los setenta, casi
ochocientos visitantes estaban reunidos alrededor del Maestro, y
encontraron alojamiento en el campamento de David.