Durante la semana que siguió a la fiesta de los tabernáculos, decenas
de creyentes se reunieron en Betania y recibieron instrucciones de los
doce apóstoles. El sanedrín no hizo esfuerzo alguno por alborotar estas
reuniones puesto que Jesús no estaba presente; durante todo este
período, estaba trabajando en Belén con Abner y sus asociados. Jesús
había partido para Betania el día siguiente al final de la fiesta, y no
volvió a enseñar en el templo durante esta visita a Jerusalén.
En esta época, Abner tenía su cuartel
general en Belén, y desde ese centro se habían enviado muchos
trabajadores a las ciudades de Judea y del sur de Samaria y aun hasta
Alejandría. A los pocos días de su llegada, Jesús y Abner completaron
los convenios para la consolidación de la obra de los dos grupos de
apóstoles.
Durante toda su estadía en la fiesta de los
tabernáculos, Jesús había repartido su tiempo en forma prácticamente
igual entre Betania y Belén. En Betania, pasó mucho tiempo con sus
apóstoles; en Belén, impartió mucha enseñanza a Abner y a los demás ex
apóstoles de Juan. Este contacto íntimo fue lo que finalmente los
condujo a creer en él. Estos ex apóstoles de Juan el Bautista estuvieron
influidos por el coraje que él mostró en sus enseñanzas públicas en
Jerusalén así como también por la compasiva comprensión que mostraba en
sus enseñanzas privadas en Belén. Todas estas influencias ganaron final y
plenamente a cada uno de los asociados de Abner a una aceptación
plenamente sincera del reino y de todo lo que esto implicaba.
Antes de partir por última vez de Belén, el
Maestro dispuso que ellos se reunieran con él en un esfuerzo unido que
precedería el fin de su carrera terrenal en la carne. Se acordó que
Abner y sus asociados se reunirían con Jesús y los doce en el parque de
Magadán en un futuro cercano.
De acuerdo con este convenio, a principios
de noviembre Abner y sus once apóstoles se unieron con Jesús y los doce y
trabajaron con ellos como una sola organización hasta el momento mismo
de la crucifixión.
Hacia fines de octubre, Jesús y los doce se
retiraron de la cercanía inmediata de Jerusalén. El domingo 30 de
octubre, Jesús y sus asociados partieron de la ciudad de Efraín, donde
Jesús había estado descansando en reclusión por unos días, y dirigiéndose por la carretera oeste del Jordán
directamente al parque de Magadán, llegaron allí en las últimas horas de
la tarde del miércoles 2 de noviembre.
Los apóstoles estaban muy aliviados porque
nuevamente se encontraba el Maestro en terreno amistoso; ya nunca más le
pidieron que fuera a Jerusalén para proclamar el evangelio del reino.