«Desde el primer momento de mi estancia entre vosotros os enseñé que mi único fin era revelar a mi Padre de los cielos a sus hijos en la Tierra. He vivido esta encarnación para que podáis acceder al conocimiento de ese Gran Dios. Os he revelado que Dios es vuestro Padre y vosotros sus hijos...»

miércoles, 3 de julio de 2013

En la fiesta de los tabernáculos.

CUANDO Jesús salió hacia Jerusalén con los diez apóstoles, pensaba pasar por Samaria, que era el camino más corto. Por eso, se dirigieron por la costa oriental del lago y, a través de Escitópolis, cruzaron el límite de Samaria. Al anochecer, Jesús envió a Felipe y Mateo a una aldea en la pendiente oriental del Monte Gilboa para conseguir alojamiento para todo el grupo. Ocurrió que estos aldeanos tenían graves prejuicios contra los judíos, aun más que la mayoría de los samaritanos y en este momento estaban particularmente enardecidos debido a que tantos judíos estaban camino a la fiesta de los tabernáculos. Esta gente muy poco sabía sobre Jesús, y se negaron a proporcionarle alojamiento, porque él y sus asociados eran judíos. Cuando Mateo y Felipe manifestaron su indignación y observaron que estos samaritanos se negaban a recibir al Santo Varón de Israel, los aldeanos enfurecidos los echaron de su pequeña ciudad con palos y piedras.
 

Cuando Felipe y Mateo regresaron con sus compañeros e informaron de que los habían echado de la aldea, Santiago y Juan se acercaron a Jesús y dijeron: «Maestro, rogamos que nos permitas que ordenemos que caiga fuego de los cielos para arrasar con estos samaritanos insolentes e impenitentes». Pero cuando Jesús oyó estas palabras de venganza, se volvió a los hijos de Zebedeo y los reprochó severamente: «Por lo que estáis diciendo no sabéis la actitud que estáis manifestando. La venganza no tiene cabida en el reino de los cielos. En vez de discutir, encaminémonos a la pequeña aldea junto al vado del Jordán». Así pues, debido a un prejuicio sectario, estos samaritanos se vieron privados del honor de ofrecer hospitalidad al Hijo Creador de un universo.
      
Jesús y los diez pasaron la noche en la aldea junto al vado del Jordán. Temprano por la mañana siguiente, cruzaron el río y continuaron camino a Jerusalén por la carretera del este del Jordán, llegando a Betania tarde por la noche del miércoles. Tomás y Natanael llegaron el viernes porque se habían atrasado debido a sus conversaciones con Rodán.
      
Jesús y los doce permanecieron en la cercanía de Jerusalén hasta fines del mes siguiente (octubre), unas cuatro semanas y media. Jesús mismo fue sólo pocas veces a la ciudad, y estas breves visitas ocurrieron en los días de la fiesta de los tabernáculos. Pasó gran parte del mes de octubre con Abner y sus asociados en Belén.