«Desde el primer momento de mi estancia entre vosotros os enseñé que mi único fin era revelar a mi Padre de los cielos a sus hijos en la Tierra. He vivido esta encarnación para que podáis acceder al conocimiento de ese Gran Dios. Os he revelado que Dios es vuestro Padre y vosotros sus hijos...»
sábado, 22 de junio de 2013
Rodán de Alejandría.
EL DOMINGO 18 de septiembre por la mañana, Andrés anunció que no se
programaba trabajo alguno para la semana siguiente. Todos los apóstoles,
excepto Natanael y Tomás, fueron a su casa para visitar a sus familias o
estar con sus amigos. Esta semana Jesús disfrutó de un período de
descanso casi completo, pero Natanael y Tomás estuvieron muy ocupados en
conversaciones con cierto filósofo griego de Alejandría, llamado Rodán.
Este griego se había hecho recientemente discípulo de Jesús a través de
la enseñanza de uno de los asociados de Abner que había conducido una
misión en Alejandría. Rodán estaba en esos momentos totalmente sumergido
en la tarea de armonizar su filosofía de la vida con las nuevas
enseñanzas religiosas de Jesús, y había venido a Magadán con la
esperanza de que el Maestro quisiera hablar con él sobre estos
problemas. También deseaba obtener una versión directa y autorizada del
evangelio de labios de Jesús o de uno de sus apóstoles. Aunque el
Maestro rehusó la invitación de participar en las conversaciones con
Rodán, lo recibió amablemente e inmediatamente ordenó que Natanael y
Tomás escucharan todo lo que tenía que decir y le hablaran sobre el
evangelio.