El martes 28 de junio, el Maestro y sus
asociados partieron de Sidón, subiendo por la costa a Porfireón y
Heldua. Fueron bien recibidos por los gentiles, y muchos fueron acogidos
al reino durante esta semana de enseñanza y predicación. Los apóstoles
predicaron en Porfireón y los evangelistas enseñaron en Heldua. Mientras
los veinticuatro estaban así ocupados en su obra,
Jesús los dejó por un período de tres o cuatro días, visitando la ciudad
costera de Berito, donde conversó con un sirio llamado Malac, quien era
creyente y había estado en Betsaida el año anterior.
El miércoles 6 de julio, todos ellos
retornaron a Sidón y permanecieron en la casa de Justa hasta el domingo
por la mañana, saliendo entonces rumbo a Tiro, hacia el sur a lo largo
de la costa, por el camino de Sarepta, y llegando a Tiro el lunes 11 de
julio. Para esta época, los apóstoles y los evangelistas estaban
empezando a habituarse a trabajar entre los así llamados gentiles, que
eran en realidad en gran parte descendientes de las antiguas tribus
cananeas de aún anterior origen semita. Todos estos pueblos hablaban
griego. Fue una gran sorpresa para los apóstoles y evangelistas observar
el anhelo de estos gentiles por escuchar el evangelio y notar la
prontitud con la que muchos de ellos creían.