«Desde el primer momento de mi estancia entre vosotros os enseñé que mi único fin era revelar a mi Padre de los cielos a sus hijos en la Tierra. He vivido esta encarnación para que podáis acceder al conocimiento de ese Gran Dios. Os he revelado que Dios es vuestro Padre y vosotros sus hijos...»

domingo, 2 de junio de 2013

El viaje costa arriba.

El martes 28 de junio, el Maestro y sus asociados partieron de Sidón, subiendo por la costa a Porfireón y Heldua. Fueron bien recibidos por los gentiles, y muchos fueron acogidos al reino durante esta semana de enseñanza y predicación. Los apóstoles predicaron en Porfireón y los evangelistas enseñaron en Heldua. Mientras los veinticuatro estaban así ocupados en su obra, Jesús los dejó por un período de tres o cuatro días, visitando la ciudad costera de Berito, donde conversó con un sirio llamado Malac, quien era creyente y había estado en Betsaida el año anterior.

   
El miércoles 6 de julio, todos ellos retornaron a Sidón y permanecieron en la casa de Justa hasta el domingo por la mañana, saliendo entonces rumbo a Tiro, hacia el sur a lo largo de la costa, por el camino de Sarepta, y llegando a Tiro el lunes 11 de julio. Para esta época, los apóstoles y los evangelistas estaban empezando a habituarse a trabajar entre los así llamados gentiles, que eran en realidad en gran parte descendientes de las antiguas tribus cananeas de aún anterior origen semita. Todos estos pueblos hablaban griego. Fue una gran sorpresa para los apóstoles y evangelistas observar el anhelo de estos gentiles por escuchar el evangelio y notar la prontitud con la que muchos de ellos creían.